Abordar un tema como el de la relaciónes humanas en el deporte es ardúa tarea. No sólo nos estamos refiriendo al que decide competir( largo camino de alto rendimiento que puede darnos muchas satisfacciones o al mismo tiempo muchas fustraciones)si no al que se incorpora a la disciplina del deporte por puro placer.
Cualquier deporte, incluído el nuestro, no puede separarse de la vida cotidiana, entendiéndo así el poder educador que tiene desde todos los puntos de vista. Por ello, al ser un factor educativo, debemos controlar nuestros sentimientos como entrenadores y buscar siempre la ayuda para el desarrollo integral del alumno/a.
EL ENTRENADOR: El papel que jugamos los entrenadores en la formación de los alumnos es primordial.
Debemos inculcar el amor a este deporte desde el cariño y desde el modelo a seguir. Que nuestros alumnos nos vean motivados en pista, con alegría, con ganas también de aprender, promoviendo valores adecuados, evitando ser demasiado negativos, autoritarios o simplemente dejando de orientar el éxito del alumno a resultados del marcador, hará que podamos disfrutar del tiempo que estemos juntos en pista. Con EVOLUTION hemos creído siempre que poner al alcance del alumno el dominio de la técnica de una manera sencilla y rápida hace que la fustración se minimice y que disfruten verdaderamente del juego. Si la tarea de aprender se convierte en algo duro y lento, el alumno/a irá perdiendo interés, abandonando la actitud curiosa que tiene el ser humano ante cada nuevo reto.
Debemos implicar a los padres en el tenis. ¿Cómo?
-asesorándoles en la compra de material
-con reuniones periódicas de evolución de grupo o individuales (trimestrales o semestrales)
-con charlas formativas sobre cómo comportarse durante los partidos, sobre reglas y reglamentos actualizados, normas internas del entreno, videos sobre el desarrollo del grupo....
El entrenador tiene una tarea asignada que es iniciar al alumno en el tenis y ayudarlo a seguir su camino en este deporte si este es su deseo. La parte emocional es un trabajo de padres y entrenadores pero la parte técnica es sólo nuestra. En este aspecto debemos ser inflexibles, hacer que los padres entiendan que estamos suficientemente formados para ello y que cualquier intrusión externa en la formación sería perjudicial para su hijo/a.
También es de vital importancia entender la relación familiar del alumno/a. El papel de los padres o tutores es básico e imprescindible. No debemos infravalorarlo. El triangulo que forma el jugador, los padres y el entrenador es muy importante. Sin cada uno de esos vértices no funcionaria.
¿Qué pasa cuando el alumno compite?
Entonces la relación se hace más intensa y debe ser así.
Con los padres:
asesorarles en la compra de material, sueño y alimentación
renuniones periódicas y hojas informativas o de evaluación. Establecer líneas claras de comunicación
explicar claramente el programa formativo del alumno en reuniones de grupo
decirles que se espera de ellos(apoyo, comprensión, educación, ...)
Definir bien las labores y limitaciones de todos
Con el alumno:
aqui dependerá mucho de la psicología de cada alumno, pero hay un comportamiento básico que nos puede ayudar y servir de guia:
- Intentar dar siempre una imagen positiva de satisfacción, firme, relajada y calmada durante los partidos.
- Llegar con tiempo suficiente a los torneos para asegurarnos que nada externo al partido va a fallar
- No demostrar nunca enfado, decepción o fustración por un mal resultado. Lo que necesita nuestro jugador es todo nuestro apoyo y ánimo.
- Mantener un buen sentido del humor. Recordemos que nuestros jugadores aún no han madurado ni física ni emocionalmente por lo que no podemos exigirles comportamientos ejemplares de adultos.
- Ser generoso y aplaudir al final a ambos jugadores. Dar ejemplo de deportividad. Dar ejemplo de valores.
- Tener expectativas terrenales. Crear en el niño/a expectativas demasiado altas nos hará acercarnos peligrosamente al terreno de la fustración si no se consiguen.
- No criticar el juego realizado en público. Debemos hablar con el alumno una vez haya pasado un tiempo y haya asimilado el resultado. Estará más calmado y receptivo y siempre en privado, ni siquiera delante de los padres.
- Resaltar la actitud positiva. Debemos apoyar cualquier iniciativa positiva del alumno para que se sienta orgulloso y la vuelva a replicar.
- No dar suma importancia al resultado y sí al esfuerzo y la mejora. Incentivar el trabajo, ser constantes, premiar las ganas de mejorar. Si damos prioridad al resultado en la formación del alumno, cuando este no sea positivo durante algun tiempo (todos conocemos las temidas malas rachas...) el paso siguiente será el abandono. Debemos priorizar y premiar el esfuerzo realizado.
- No obligar a los niños a competir. Debe ser una iniciativa propia. Ayudarlos a tomar la decisión si, obligarlos no.
- Inculcar la autosuperación y no la superación al rival. Siempre existirá alguien mejor que tú al que no podrás superar, pero en cambio siempre podremos mejorar nuestro nivel.
- Hacerles ver que no todos serán Rafa Nadal, Djokovic o Federer. Dejaran de sentir el placer de jugar por concentrarse sólo en ganar.
Seguro que hay muchos más aspectos que podríamos seguir enumerando, pero con los que os hemos dado deberíamos poder englobarlos a todos. Lo más importante es el apoyo, la comprensión y la calma. Todo lo demás, desde la deportividad, vendrá solo.
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